Alerta AMBER en la economía mexicana

Dr. Silvino Vergara Nava

“Hoy únicamente podemos albergar dos certezas:
que hay pocas esperanzas de que los
sufrimientos que nos produce la incertidumbre
actual sean aliviados y que sólo nos aguarda
más incertidumbre.”

Zygmunt Bauman

“Alerta AMBER” es todo un sistema de logística, no únicamente gubernamental, de búsqueda de personas menores de edad desaparecidas, y que ha sido “implementado en varios países desde 1996. AMBER es un retroacrónimo en inglés de America’s Missing: Broadcasting Emergency Response, pero que originalmente hace referencia a Amber Hagerman, niña que fue secuestrada y días después localizada sin vida” (Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Alerta_AMBER). En México participan en este sistema las corporaciones de seguridad pública y, sobre todo, los medios de comunicación con la finalidad de localizar en el menor tiempo posible a los menores de edad que han desaparecido. Por ello, cuando se dan estos casos y observamos esos operativos, la primera reacción es de preocupación, indignación e irritación. Pues bien, parece que ahora tal sistema debe aplicarse a la economía nacional.

Ha finalizado el primer trimestre del año de 2019 y están aún preparando la información oficial respecto a los datos económicos del país dentro de dicho primer trimestre; datos sobre los índices de crecimiento económico, sobre el empleo, sobre los movimientos del valor de la moneda, sobre el poder adquisitivo de las personas, sobre el índice de confianza en el consumidor, etc. Pero la información con que se cuenta, la que ya está a la vista y es palpable es la se obtiene de primera mano, es decir, en la calle, en las tiendas y negocios mexicanos, en las oficinas y talleres de empelados nacionales. En estos ámbitos no se requieren datos económicos oficiales, índices rebuscados (para no entender los resultados), sino simplemente de sentido común para comprender lo que sucede con la economía, con el poder adquisitivo de las personas de a pie y con la percepción en cuanto a los ingresos de las empresas y negocios pequeños, micro pequeños y medianos —dejando a un lado a las grandes corporaciones, los supermercados, tiendas de conveniencia, etc.—; y lo que se ve (sin necesidad de esas opiniones tecnócratas oficiales) es que se está derrumbando la economía nacional. Por ello, resulta urgente activar la “alerta AMBER” por la desaparición de la economía en nuestro país, que sigue siendo menor de edad por la dependencia que tiene tan fuerte de los Estados Unidos de América.

Existe una preocupación —pareciera no oficial— de que los buenos propósitos para combatir la corrupción son simples medidas emblemáticas, pues ésta se ha incrementado enormemente y dramáticamente; por ejemplo, el incrementar la capacidad económica en el norte del país con el decreto que establece la reducción de las tasas impositivas del impuesto sobre la renta e impuesto al valor agregado ha sido un fracaso, dado que hay poca participación de los contribuyentes en un esquema tan complicado para cumplir; o, en el caso de los proyectos en el Istmo de Tehuantepec, no se ha implemento ninguno en concreto; respecto al aeropuerto de la Ciudad de México y del tren maya, éstos son aún simples buenos propósitos; en relación con la refinería en Villahermosa, ella es una obra que debió iniciarse cuando existía el “boom del petróleo” y de sus combustibles, pues ahora la tendencia mundial, cada día más avanzada, es la creación de vehículos híbridos y con otro tipo de combustibles que no corresponden a los provenientes del petróleo; por su parte, la creación de las becas y ayudas se están haciendo sin un criterio para fomentar el activismo de las personas, sino su pasividad y dependencia gubernamental, basado en esa máxima de que el ciudadano “no vive en el Estado, vive del Estado”

En tanto está sucediendo toda esta realidad, el malestar empresarial —que no es el de las cúpulas, ni de aquellos que están a un lado de la presidencia, sino el del propietario del taller, de una oficina, de una tienda, etc.— es porque se está desmoronando la economía. Esto a causa de cosas tales como que los grandes capitales nacionales, después de tres años de programas de repatriación de dichos capitales, no están quedándose en la propia nación, sino que, por el contrario, se da una creciente salida de él, respecto a lo cual la voz oficialista no está tomando nota; o, en el caso del empleo, por las medidas ciegas de combatir las facturas apócrifas, se está provocando una falta de liquidez en un sector grande de las empresas, como es al industria de los alimentos, abarrotes, farmacias, legumbres, etc. Ahora bien, los distractores mediáticos, como es el caso del cierre de las islas Marías como cárcel, la contratación de chóferes de PEMEX, el reclamo a los reyes de España no son medidas que permitan reactivar la economía; si bien debe quedar claro que 90 años de un sistema de monopolios, artificial, subsidiado, corrupto no se puede cambiar de la noche a la mañana. También es necesario poner en la palestra este sentir ciudadano de lo que esta sucediendo con la economía mexicana. En resumen, resulta de urgencia activar el sistema de alerta AMBER para localizar la economía de nuestra nación.

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