¿Por qué no hay investigación jurídica en México?

“El sistema esta estructurado para que sean las autoridades las últimas que apliquen las disposiciones legales. Una vez que, cualquier persona la interpretó mal, la apreció incorrectamente o de plano, no supo de su existencia, corresponde la consecuencia, que normalmente se convierte en un castigo, sanción, o menoscabo en los derechos del ciudadano”.

“Los libros impresos se niegan a morir”, es el grito de guerra en parte, de esta problemática de la ausencia de divulgación de los textos y la investigación mexicana, particularmente la jurídica. Los costos que se tienen por la impresión de los libros son muy altos. Ese es el primer filtro para la divulgación de la investigación jurídica nacional. Todo circula en el mercado sobre textos de la vida de artistas, horóscopos, tarot, superación personal, pseudos-novelas mal escritas o distorsionadas de la vida de los personajes de la historia de México, libros de salud física y mental, de yoga, de superación personal, y algunos libros de negocios y empresariales, que a los únicos que les reditúan beneficios empresariales es a las editoriales que los comercializan.

Pero hay más, y es el problema de la distribución de los libros. De entrada, hay un monopolio de librerías en México que todos conocemos. Por tanto, las pequeñas librerías que solían estar en los centros de las ciudades o bien, en el último pasillo de los centros comerciales, cada día que pasa han ido desapareciendo paulatinamente. Ahora, más que nunca, debido a la pandemia, o bien, se han transformado esas pequeñas librerías que subsistieron debido a que se adaptaron cafeterías o en el peor de los casos, para complementar los gastos de cada mes, se han puesto a la venta productos complementarios; desde productos de papelería, hasta cosméticos, con lo cual están reduciendo los espacios para la exhibición de los libros en esas librerías.

En cambio, en las grandes cadenas de libreros de la nación, es sabido que los libros se encuentran en consignación, con políticas de comercialización que, implica que el librero nunca pierda, y se regresen en su momento los libros que no se vendieron. Algunos aun en buen estado, otros, que es la mayoría, ya vienen dañados, hojas desprendidas, sin portada, pintados, etc., que ya no sirven, ni para donarlos a alguna institución.

Por si fuera poco, hace ya un tiempo que no se ve a los vendedores de libros que acudían a las casas de los profesionistas, particularmente de los profesores, o bien, a las oficinas de los profesionistas a ofrecer libros, incluso, en abonos, estos han quedado olvidados, por ende, han desaparecido. Otros, han optado por comercializar productos más comerciales que los libros que nadie compra. En resumen, el vendedor de libros es una actividad que ha desaparecido y en parte, con ello la divulgación de la investigación jurídica nacional, ya que eran los pocos que podían reducir sus ganancias por comercializar los pocos libros nacionales que se editan en pequeñas editoriales que editan investigaciones nacionales porque no cuentan con los autores extranjeros que han monopolizado el mercado.

Por lo que hace a las ferias del libro, desafortunadamente el esfuerzo de las instituciones públicas que los organizan es loable, como es el caso de ayuntamientos, universidades, escuelas y facultades, instituciones de investigación, periódicos, estaciones de radio, las secretarias de Educación Federal y estatales, pero poco se puede rescatar de esas ferias. Son las editoriales extranjeras las que dominan en las ferias de libros y que cuentan con el monopolio de los libros de los segmentos ya señalados y que resultan normalmente de autores extranjeros, de películas norteamericanas, etc., pero que muy poco abonan esas reuniones en la divulgación de la investigación propia de nuestra nación. Para muestra, la feria del libro de Guadalajara que es la que cuenta con mayor concurrencia de las ferias de libro de lengua española en tobo Ibero América, aun mas que la feria en España que cada año se turna entre Barcelona y Madrid, o bien, las ferias de Bogotá o de Buenos Aires, pero que, la proporción de lo que se vende en la feria tapatía, en relación con el número de personas que acuden debería ser más representativo.

Ya han pasado a mejores tiempos las ediciones propias de las instituciones gubernamentales, en la mayoría de las ocasiones por los problemas económicos recurrentes en nuestro país, y en otras ocasiones, la burocracia hace que no se puedan filtrar las investigaciones de autores nacionales destacados en la investigación, pero poco atractivos por las decisiones políticas de ocasión.

¿Qué nos queda?, pues se encuentra en algunas universidades con cierta apertura de sus directivos, apuntes de muchos profesores experimentados, que circulan a veces, por los propios alumnos y estos mismos los divulgan. En otras ocasiones, son los profesores que elaboraron los apuntes y que a veces, son acusados desde las universidades y en la propia academia de vender sus textos, por ello son rechazados, como si fuera un delito divulgar por esos profesores sus apuntes que son el conocimiento que se va obteniendo, procesando y sistematizando a lo largo de los años. A pesar de todas estas adversidades, se debe de seguir a contracorriente de este sistema que impulsa a que cada día haya menos divulgación de la investigación jurídica propia de nuestra nación. (Pármenas Centro de Estudios whatsapp 2222126776 Web: parmenasradio.org).

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