La nueva administración de justicia: ¿Jugando con fuego?

Silvino Vergara Nava

“Frente al mito de la certidumbre legal

 la experiencia enseña que nada

hay tan movible e inseguro

 como el Derecho.”

Alejandro Nieto

Una de las principales funciones del Estado es mantener la paz en una sociedad, por lo cual para lograr ese cometido fundamental, es necesario que se apropie del derecho y que adicionalmente, administre la justicia, no puede haber nadie más en un territorio en donde existe un Estado organizado que pueda administrar justicia con leyes, es decir, con derecho creado por el propio Estado, esa fue la concepción clásica del Estado de Derecho, para que no existiera el riesgo de que cada quien se aplique la justicia como le venga en gana y se llegue al extremo de: “ojo por ojo y diente por diente”.

Debido a ello es que, es el Estado el único creador de derecho, al grado de que lo ha monopolizado, es el único creador del derecho por medio de la ley y la jurisprudencia, así los tribunales, los jueces han implementado su legitimidad ante la sociedad, por lo cual es muy importante la existencia de los tribunales, juzgados, ministerios públicos, que simplemente con recibir una demanda, una denuncia, una queja, etc., se despresuriza el ambiente violento que puede haber en la propia sociedad, se diminuye la presión entre quien cometió el acto de afectación de un derecho y su victima.

Pero, los tribunales y juzgados se pueden convertir en una barrera que impide que se resuelva el problema jurídico en esas instancias, imponiendo exigencias absurdas, con requisitos extraordinariamente excesivos y formalistas para admitir una demanda, una denuncia, una queja, por tanto, se acaba aplicando la justicia, no en los tribunales o en los juzgados, sino en la calle, transformando a la sociedad en una sociedad más violenta.

Indudablemente, lo que sucede en la calle con los linchamientos, la toma de carreteras, autopistas, plazas públicas, manifestaciones, son en parte, debido a la pésima administración de justicia, y cabe aclarar que es en parte, porque muchos de esos movimientos son impuestos por el propio sistema, como para impedir que sean otros quienes se manifiesten, o bien, para demostrar que hay oposición, pluralidad, etc.

Particularmente en el caso de los linchamientos, son una muestra tristemente palpable que la administración de justicia se encuentra en crisis, porque es la gente la que prefiere aplicarse la justicia por su propia mano, que en realidad esperar a que una institución oficial se encargue de hacerlo, por ello lejos de que sea una mera nota informativa un linchamiento, es una muestra de la sociedad es cada día mas violenta y adicionalmente, que las instituciones del Estado no están funcionando, porque la turba prefiere hacerse justicia por ella misma que por los órganos estatales, confundiendo peligrosamente a la venganza con justicia, porque lo que se hace en un linchamiento es simplemente venganza, no es justicia, pero una sociedad violenta ya no llega de diferenciar una de otra.

Una muestra más de lo que está sucediendo en la actualidad de tantas crisis con que nos topamos, es que cada día hay mas trabajo en los tribunales y juzgados federales que son los que conocen de los juicios de amparo, y eso se debe a que otras instituciones, otras instancias se han encargado de hacer todo, menos administrar justicia y la reacción que muchas de las ocasiones se da en esas ultimas instancias es lo mismo que en las instancias inferiores, es decir, se llenan formalismos, de excesiva burocracia para permitir la procedencia de esa demanda, de esa instancia, por lo cual lejos de resolver el problema se hace más grande.

Por eso es que hoy estamos ante la puerta de entrada de un reto para el propio Estado y los jueces, magistrados ministros que en septiembre de 2025, tomarán posesión de sus cargos obtenidos electoralmente, que si bien fue con un mínimo de aprobación de la población por la pobre participación que se presentó, lo cierto es que, la mejor forma de demostrar que se han ganado esos puestos, será con sus decisiones judiciales, con sus sentencias, con las razones que se pondrán en los textos de esas sentencias, eso es lo que legitimará la función de todos estos funcionarios, de lo contrario corremos con el riesgo en esta sociedad mexicana de una mayor violencia.

La administración de justicia no es cualquier cosa para el Estado, es una de las funciones más importantes con las que cuenta, sobre todo en la justicia penal en donde se juega con la libertad de las personas, pero también en la justicia laboral y agraria en donde se ubica el mayor número de personas que ante la perdida de sus pocos derechos se atreven a jugársela en lo que venga, y particularmente en la justicia administrativa y tributaria en la que acuden los justiciables que tienen mayor conocimiento de sus derechos y capacidad económica para contravenir al Estado, por eso es que la administración de justicia no es cualquier cosa, la administración de justicia mal llevada a cabo, es jugar con fuego. (Web: parmenasradio.org)

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