Sin reforma fiscal: ¿Otro sexenio perdido?

Silvino Vergara Nava

“¿Una transformación profunda es

posible sin una reforma fiscal?

Si”.

Claudia Sheinbaum

“Entre capitalismo desenfrenado y el socialismo

burocrático: En la tensa relación entre la libertad

personal y seguridad social, una tercera vía hacia

el bienestar para todos.”

Hans Küng

Entre la palabrería que se ha desatado por los candidatos oficiales para la presidencia de la república para las elecciones de 2024, poco se rescata de lo que puede suceder en el sexenio que viene, en cuanto a sus planes y proyectos que cada uno de ellos tenga trazado, si es que lo tienen desde luego, y siempre y cuando alguno de estos personajes salga victorioso, sin embargo, de lo poco que se puede percibir es que entre estas discusiones y declaraciones estériles de ideas claras, ha salido en esta tercera semana de julio de 2023 a la luz pública, de quien para muchos, es la candidata oficial del partido en el gobierno, que no habrá reforma fiscal, que es suficiente con lo que se tiene actualmente.

Verdaderamente, resulta preocupante para los contribuyentes, sobre todo, los de a pie, que es la generalidad de estos, que no se perciba una reforma fiscal, pues los contribuyentes que están en mejores condiciones, ya han tomado medidas desde hace tiempo, propiamente al inicio de este sexenio, basta con percibir la salida de inversiones que se dio hasta ahora que, recientemente se aumentaron las tasas de interés en México, que se hizo, para tratar de contener la inflación, pues los inversionistas mexicanos si bien optaron por la salida de sus inversiones, estas tasas de interés han permitido que se queden un “rato” más en nuestra nación. Pero, previo a esas medidas del banco de México, todo el esfuerzo que se había dado para que regresar capital del extranjero propiedad de mexicanos en sexenios anteriores se fue a la borda, porque resulta que las leyes particularmente fiscales, están evitando que se generen inversiones para abrir nuevos negocios, desde luego que, se está hablando de inversiones de mexicanos, que es la que nos debería de preocupar tutelar, cobijar, en las políticas públicas de nuestros gobiernos, pero no es así, pues con el optimismo del famoso “nearshoring”, que consiste en que las empresas extranjeras ubiquen sus procesos de producción lo más cercano a sus consumidores, que son los mercados norteamericanos, pues esto está salvando la pésima legislación fiscal, particularmente para el contribuyente pequeño y mediano, y eso es lo que no se ha visto en estos tiempos.

Por ello, de sostenerse por la candidata oficial a la presidencia de la república para el año de 2024, que no habrá reforma fiscal, pues prácticamente se está sentenciando un sexenio perdido más para el potencial crecimiento de empresas mexicanas que, de pequeñas pasen a medianas y las medianas a grandes, que es lo que nos debería de preocupar, porque las grandes empresas, sabrán como arreglárselas, y las empresas transnacionales, estas se encuentran muchas veces cobijadas por tratados internacionales y sus propios gobiernos, pero en el caso de las empresas mexicanas pequeñas están condenadas a tratar de evitar el naufragio que, si no se ha dado por el COVID-19, donde no tuvieron apoyo alguno para tratar de mantenerse vivas, por esta legislación fiscal actual, pues el futuro no es nada prometedor para ellas. Y es que lo que hace falta es una reforma fiscal, que permita dar certeza a los contribuyentes ante las acciones y facultades de las autoridades fiscales, pues estamos heredando en este gobierno que está por finalizar, una legislación que le otorgó superpoderes a las autoridades fiscales, convirtiendo, por ejemplo el código fiscal de la federación en un misil de alto impacto y máxima precisión para los contribuyentes, se ha puesto en marcha una serie de facultades que lo único que hacen es mantener en incertidumbre a los contribuyentes, por ello es que esa es la parte que resulta necesario modificar, no puede estarse a la voluntad de acuerdo a lo que la ley faculta, de ponerse en manos de un simple servidor público que decida apretar un botón de la computadora, para embargar la cuenta bancaria de un contribuyente, restringirle el certificado del sello digital, o bien cancelar la firma electrónica, simplemente por una absurda revisión de su domicilio fiscal, o la demora en alguna declaración, esto es lo que no se ve desde las alturas de las candidaturas presidenciales, por ello es que, si no hay reforma fiscal sobre estas facultades de las autoridades fiscales, estamos en las puertas de entrada de un sexenio perdido más. (Web: parmenasradio.org)

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