Tributo al Tlatoani y a la economía norteamericana

Silvino Vergara Nava

“… para el futuro, el comercio y el transporte

 serán libres para los habitantes a

 ambos lados del Rin y las provincias

 adyacentes. Sobre todo, la navegación del

 Rin será libre […] y no será permitido imponer

sobre el Rin nuevos y no deseados peajes,

 aduanas, tasas, […] pero una y otra parte se

contentarán con los tributos, derechos y peajes

que eran pagados antes de estas guerras […].” Tratado de paz de Westfalia (1648)

Dice la historia que, con los denominados “tratados de paz de Westfalia”, celebrados en Alemania en 1648, se terminaron dos guerras, la denominada “Guerra de los 30 años”, y la “Guerra de los 100 años”, pero sobre todo, es el origen de la soberanía, en donde cada una de las naciones, propiamente sus gobernantes, disponen de sus propias decisiones en sus territorios, sin que exista intromisión de otras naciones, pues en ese desorden en que se vivía en Europa en el siglo XVII, ante tantos reinados y principados, es que resultaba imprescindible terminar con aquellas guerras de todos contra todos y, en donde, cualquiera se intrometía a los territorios de otros para tomar decisiones e imponer impuestos de transito de las mercancías y de las personas.

Realmente, el origen de la soberanía, tiene que ver con los impuestos, ¿Quién cobra en estos territorios, en estos caminos, en estos ríos navegables los impuestos?, ese era el eje central de las batallas que tuvieron prolongada duración, por ello es que, resultó tan importante esos tratados para poner paz, pero sobre todo, para poner orden en el cobro de los impuestos en los caminos, que si se deja a un lado un poco el romanticismo, en realidad ese acuerdo y la justificación de la soberanía fue para delimitar el cobro de los impuestos sobre el transito de las mercancías, las denominadas: “alcabalas”.

Casi 400 años después de estos tratados, estamos en los mismos debates, entre aranceles, es decir, impuestos y soberanía de las naciones, pues el actual gobierno de Estados Unidos de América, está jugando nuevamente con ambos; soberanía y aranceles, discutiendo sobre la imposición de estos aranceles exorbitantes a diversos países, entre ellos México.

Esa amenaza de la imposición de aranceles, es para que se realicen diversas acciones y se formulen políticas públicas a conveniencia del país del norte, que, en resumen, no es otra cosa más que, aprovecharse del poder de consumo con que cuenta esa nación norteamericana para explotar y disponer de las otras naciones proveedoras de servicios y bienes, como es el caso mexicano.

¿Hasta dónde se llegará con este juego de la soberanía y los impuestos por el gobierno norteamericano?, eso dependerá de muchos factores, sobre todo de las medidas que se tomen por las naciones amenazadas, como es el caso de México, que si bien no se hizo nada durante muchos años en el combate al narcotráfico, que es el principal argumento de Estados Unidos de América para desplegar todas estas amenazas, ahora se está rindiendo, al igual que el gobierno canadiense, a lo que se dicte desde Washington.

Enviar a una serie de sujetos procesados a Estadios Unidos, en paquete, en un solo día, en forma inmediata, no es otra cosa más que seguir con el juego de la falta de soberanía de unos y la guerra de los impuestos de otros, lo mismo que sucedía hace 400 años, es más, ahora entregando a esas personas por el gobierno mexicano, como un tributo al “Gran Tlatoani”, igual con lo que sucedía en los tiempos del imperio Azteca, por ello es que, la historia simplemente se repite, si bien, con otros protagonistas, otras naciones, pero finalmente, circula con los mismos argumentos, es decir, las razones económicas.

Y es que efectivamente, son las razones económicas, las que giran alrededor de toda esta serie de amenazas, violaciones a la soberanía y tributos al “Gran Tlatoani” que tienen su sustento en la economía, basta con recordar que, el actual presidente del país del norte, ganó las elecciones porque en el sentir del ciudadano norteamericano de a pie, estaba perdiendo su capacidad económica y, si el actual presidente de aquella nación lo que prometió es revivir la economía de aquel país, es evidente que estas medidas, este juego de amenazas, es por el bien de la economía norteamericana, más que por la salud de su población.

Nadie se pregunta en los medios de comunicación, los “opinadores” de cabecera del sistema tanto de aquí, como del país del norte, ni menos se ha indagado, ni se han cuestionado respecto a: ¿Cuánto ha aumentado con todas estas amenazas el costo de las drogas en Estados Unidos de América?, ¿Cuál es el efecto del costo de la mano de obra en Estados Unidos con toda esta persecución a los migrantes ilegales?, por tanto, ¿no será que en el fondo del asunto, lo que está sucediendo con todas estas amenazas y medidas es qué se está reactivando la economía de aquel país?, como sucedió hace 400 años, lo que importaba, no era la soberanía para el bien de la población, sino para ponerse de acuerdo de quien cobraba en esa Europa los impuestos alcabalatorios. Ahora, con todo lo orquestado; ¿es una forma de reactivar la economía norteamericana? (Web: parmenasradio.org)

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