Silvino Vergara Nava

“Ya no sabemos si somos obras

maestras de Dios o chistes malos

 del diablo.

Nosotros, los humanitos:

los exterminadores de todo,

los cazadores del prójimo,

los únicos que matan por placer,

los únicos que torturan,

los únicos que violan.”

Eduardo Galeano

(1940-2015)

Nuevamente las marchas en la ciudad de México, nuevamente la toma de aeropuertos, de centrales de autobuses, de carreteras y autopistas en todo el territorio nacional, cierres de calles por doquier, así vive el ciudadano de a pie, desafortunadamente, se ha acostumbrado a: “vivir en la impotencia”.

La última semana de mayo de 2025, nuevamente ha sido colapsada por la toma de autopistas, carreteras, etc., en particular, el pasado miércoles 28 de mayo de 2025, por la noche y hasta las cinco de la madrugada del día siguiente, fue nuevamente tomada la autopista México Puebla, miles de afectados, desde los propios transportistas de mercancías, hasta pasajeros, viajeros, y en general todo aquel que tiene la necesidad de transportarse por esa vía, vieron pasar horas, el desconcierto que esto genera, el temor de ver pasar personas caminando entre los coches, entre que son vendedores, transeúntes de buena fe, curiosos o bien, oportunistas para ver que pueden sacar de ventaja, es como se incrementa el temor en lo que transcurren horas y horas de espera, en tanto, se ven pasar patrullas en sentido opuesto a la dirección del transito atascado a toda velocidad, que después se constata que acuden presurosos para: ¡Resguardar la seguridad de los manifestantes!, en tanto, ¿A los ciudadanos de a pie quien los resguarda?, esto es lo de menos, total, ya se han acostumbrado a: “vivir en la impotencia.”

Ahora, la excusa para tomar la autopista pareciera que fue el uso de un pozo en alguna población aledaña a la autopista México-Puebla, pero ya eso es lo de menos, cualquier pretexto es bueno para que cualquier grupo social, agrupaciones de campesinos, sindicalizados, organizaciones de transportistas, estudiantes, grupos de vecinos, colonos, etc.,  se atrevan a ponerse a la mitad de la autopista, basta con un líder “visionario de las necesidades de sus representados”, para que se instalen en la autopista exigiendo cualquier cosa a sabiendas que, esos no son los caminos jurídicos para exigir ante las instituciones del Estado sus requerimientos, a sabiendas que se cometen delitos por la toma de autopistas y carreteras, a sabiendas que una cosa es el derecho a manifestarse libremente y otra es afectar a miles de ciudadanos, pues la libertad de expresión de manifestación tiene su límite hasta donde está la libertad de transito de las personas, que muchas de las ocasiones, en la mayoría salen de sus poblaciones a viajar, no por otra cosa, sino por la necesidad de acudir a un trabajo, asistir a un familiar, resolver un problema, etc., por ello es que, si bien existe la libertad de expresión, esta tiene un límite, que no se ha respetado en los últimos tiempos en México, y lo peor, que cada día esas organizaciones que toman las calles y autopistas, como si fueran el sillón de la TV, de su casa, se ha ido incrementando, ¿Qué se espera para detener estas manifestaciones?, sobre todo porque en un Estado de derecho, hay herramientas democráticas y desde luego, jurídicas para resolver esos problemas, canales más efectivos y menos lacerantes para la población que se ha amoldado a: “vivir en la impotencia.”

Y es que los ciudadanos, agrupaciones, sindicatos, para exigir a las autoridades, tienen jurídicamente, desde el simple ejercicio al derecho de petición, el juicio de amparo por la ausencia de respuesta de las autoridades competentes, o bien, acudir a los órganos de contraloría y de responsabilidad de los servidores públicos, hasta llegar a las instancias de orden penal, pero todo este camino en primer término, es tortuoso y sumamente lento, no es nada emblemático, por ello es que estas vías generalmente no se utilizan, porque no demuestran “el músculo” de las organizaciones y de sus lideres.

El problema actual, ya no es el de las organizaciones, sus miembros y los que acuden a plantarse en la autopista, el problema actual es el de aquel ciudadano común, el ciudadano de a píe, que no puede hacer nada ante la toma de calles, carreteras y autopistas más que resignarse, vivir limitado para hacer su vida habitual, debido a que no puede transportarse, trabajar, etc., ese ciudadano es el que no tiene tiempo para plantarse horas y horas en una autopista, para exigir que se quiten los que se instalaron en ella, porque no tiene tiempo en el mundo de las deudas, compromisos, trabajos, etc., a diferencia de los manifestantes, este ciudadano, no tiene quien lo represente, no forma parte de un grupo o bien, organización que se encargue de velar por sus derechos, esto no existe, no hay en ningún lugar una organización y lideres para la defensa del ciudadano de a pie, en realidad, ese sujeto es el que vive en la impotencia de poder tomar las carreteras para exigir que otros grupos se quiten de ellas. (Web: parmenasradio.org)

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