Las campañas electorales y el derecho fiscal

Silvino Vergara Nava

“En 1789, la cárcel de la Bastilla fue asaltada

y conquistada, por el pueblo en furia.

Y en toda Francia los productores sé alzaron

contra los parásitos. La población se negó a seguir

pagando los tributos y los diezmos que habían

engordado a la monarquía, a la aristocracia y a la

Iglesia, venerables instituciones a las que nadie

había podido encontrar, nunca, ninguna utilidad”.

Eduardo Galeano

En las campañas electorales para la presidencia de la república de este 2024, poco se habla de los derechos de los contribuyentes, de las contribuciones, de las bases impositivas, de los procedimientos de fiscalización, de las facultades de las autoridades fiscales, sobre todo de las facultades discrecionales, como si los contribuyentes no contaran, o que bien, que no sean ciudadanos con derecho a votar. Todo es apoyo social, todo es dar al pueblo “bueno” recursos para que sigan consumiendo, estamos creando más que a ciudadanos conscientes, a simples consumidores compulsivos, olvidándose que no puede el Estado contar con gasto social, sin contribuyentes y sin la recaudación tributaria.

Lo cierto es que, desafortunadamente la parte contributiva, los derechos procesales de los contribuyentes tan afectados y disminuidos en los últimos tiempos, particularmente, desde el año de 2014, han pasado a tercer término, por lo pronto, en el primer debate de los candidatos para la Presidencia de la República, los temas ya están acordados: educación, salud, combate a la corrupción (sic), transparencia, no discriminación y grupos vulnerables, así como violencia en contra de las mujeres. Pero, han demeritado al derecho fiscal, a los procedimientos de fiscalización, a los derechos de los contribuyentes y a los propios contribuyentes.

Esto no es nada halagador, lo que sigue en la siguiente administración pública puede ser más preocupante, la candidata oficial ha sostenido que no es necesaria reforma hacendaria alguna, lo cual es muy preocupante, esto significa que, no hay interés en combatir la corrupción, pues es de todos sabido que, ante tanta discrecionalidad en la expedición del certificado del sello digital, de la firma electrónica, de la validación del domicilio fiscal, de la materialidad de las operaciones, lo que está sucediendo es que se seguirá considerando la legislación fiscal y las facultades de las autoridades fiscales como un control político, ya en algunas entidades federativas esto sucedió y pareciera que, de la experiencia vivida, poco interés existe en enmendar el camino.

El candidato a la presidencia, que desde luego no tiene esperanza alguna de ganar, insiste desde la trinchera de legitimar ideas que pudieran ponerse en el campo legislativo, sobre gravar las herencias, es bien sabido que en Estados Unidos de América, esto es así, pero la realidad norteamericana, con la realidad mexicana, son dos cosas distintas, es contundente que las generaciones más jóvenes están en peores condiciones económicas que las anteriores, por lo cual, gravar las herencias lo único que hará es que muchos pierdan sus propiedades, que muchas de ellas queden en el limbo jurídico, que se implementen esquemas para evitar el impuesto sobre las herencias, que se abra un campo muy grande de economía informal sustentada por los herederos que no tienen o no quieren asumir el pago de esas contriciones, verdaderamente es una imprudencia gravar las herencias, así como lo es esa misma candidatura de un partido que propiamente no existe.

Por lo que hace a la candidata de la mayoría de los partidos de oposición, no se ha pronunciado mucho al respecto de los impuestos, menos aún de la situación en que están viviendo los contribuyentes, con esas trampas procesales que causó el régimen simplificado de confianza, que solamente provocó lo contrario, la desconfianza de muchos que por no contar con firma electrónica, o no presentar su declaración del ejercicio fiscal, entonces, se les imponen consecuencias que la legislación prevé, pero que, de sobra se observa que es verdaderamente desproporcional, falta que los tribunales sean conscientes de lo que está pasando en esa área.

Ya no hablar de los candidatos a senadores, diputados, gobernadores, alcaldes, regidores, síndicos, y demás cargos públicos, que estamos viviendo un maratón electoral, que al final no sabremos ni para que, ni por quién votar, pero lo que sí es un hecho es que se avecinan tiempos muy difíciles para el contribuyente de a pie, ese que está todas las quincenas completando los salarios de sus trabajadores, que no ve la suya con el aumento de los salarios mínimos, los insumos, los gastos fijos, que observan como la competencia, sobre todo de inversión extranjera le está comiendo el mercado ante la ausencia de créditos para tecnificarse. Estas elecciones, hay que verlas desde esa óptica, de la que corresponde a todos los contribuyentes que se esfuerzan cada día, cada semana, cada quincena y cada mes, por sacar adelante sus negocios y el pago de los salarios, que para estos no hay campaña electoral que los escuche.  (Web: parmenasradio.org)

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