¿Sigue vigente el discurso del 13 de abril de 1655?

Silvino Vergara Nava

“El Estado soy yo”.

“El rey sol”

Luís XIV

Está cumpliendo este año de 2024, 369 años esa frase del rey Luis XIV ante el congreso de París: “El Estado soy yo”, es la insignia más emblemática que podemos tener respecto al totalitarismo, a los gobiernos absolutistas, frente al totalitarismo, es decir: “el que manda soy yo”.

Por ello es que, con el paso del tiempo, miles de muertes, batallas, guerras, proclamaciones políticas, ordenanzas, constituciones, leyes, se llegó a delimitar al poder político, que es el poder que tiene la fuerza del Estado, es decir, quien cuenta con el ejército, con la policía, por cierto, también invento de los franceses, para ofender a cualquiera, que normalmente es su propia población.

Está escrito y registrado que, el mayor número de muertes violentas se causan por las propias fuerzas del Estado contra su propia población, por ello es que, es necesario limitar sus atribuciones, su fuerza, y esto es lo que apela el Estado de derecho, ahora denominado como Estado Constitucional democrático de derecho, que establece que, el límite del Estado son las facultades con que cuenta previstas en una ley, es decir el principio de legalidad, que reza: “La autoridad únicamente puede hacer, lo que la ley expresamente le faculta”.

Para complementar esta serie de limitaciones al Estado y evitar lo que sucedía en los tiempos de Luis XIV, es decir depender de la voluntad del gobernante, incluso si este amaneció de buenas o de malas, si se le ocurre ese día causar molestias a alguno de los miembros de la población, se estableció de la misma forma el principio de división de poderes.

Con el principio de división de poderes, se refuerza el principio de legalidad, porque entonces cada poder tiene su propia función, de esa forma, contamos con que el poder no lo tiene una sola persona, por lo cual hay un poder legislativo que crea las leyes, un poder judicial que dicta las sentencias y un poder ejecutivo que administra y por ello lleva a cabo la emisión de resoluciones administrativas, todos con el mismo nivel de gobierno, y con la condicionante que uno no puede sobrepasar al otro.

Pero, el problema es que, con el mismo paso del tiempo, se empezó a experimentar que, el poder que gobierna, el poder que está sobre los demás es el poder ejecutivo, este ordena como se deben de implementar las leyes, el congreso las aprueba, a veces sin leer, y las ejecuta el poder ejecutivo o la administración pública a su placer, debido a ello es que, el poder judicial tomó más importancia en cuanto a que, este juzga en los casos en particular, entre otras cosas, cuando el poder político, en este caso de la administración pública está actuando más allá de sus atribuciones, por lo cual, este se encarga de anular aquellas acciones que sobrepasan la función del poder ejecutivo y desde luego, el poder legislativo.

Ahora, el problema que se vive, es la presencia protagonista del Poder Judicial, por lo cual, cuando este poder se sobrepasa, es a lo que se ha denominado como: “Judiciocracia”, por lo que, también se requiere delimitar la función del poder judicial.

Y, ese es el eterno problema para delimitar al poder político, pero sobre todo de las personas que asumiendo un cargo público abusan de él. Hoy, lo que se vive en nuestros tiempos es un exceso de corrupción, al grado de que se ha vuelto incontrolable por el derecho y por las instituciones del Estado, por lo cual, sigue vigente esa batalla del ciudadano de a pie para limitar al poder político, de limitar a servidores públicos que aún asumen que sigue vigente: “El estado soy yo”.

¿Cuántos gobernantes, presidentes, legisladores, juzgadores siguen en sus mentes dando vueltas esa sentencia lapidaria para la población de: “¿El estado soy yo?”, pareciera que es una de esas eternas luchas de las que la población no puede dejar de insistir, por eso es que los derechos humanos, los derechos fundamentales, más que inventos o descubrimientos, se trata  propiamente de luchas permanentes de la población contra el poder político, ese que aún sigue insistiendo en la vigencia de esa sentencia de hace 369 años que establece: “El Estado soy yo”. (Web: parmenasradio.org)

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