2024: ¿Quién rescatará a la empresa mexicana?

Silvino Vergara Nava

“Es necesario situar a los Estados en el

centro de la búsqueda de una explicación

sobre la construcción del capitalismo global.

La mayor proliferación y expansión espacial

de los mercados fue la manera en que

 las leyes del valor, capitalistas quedaron

consagradas como normas de derecho”.

Leo Panitch y Sam Gindin

En los últimos días, se puso en los medios de comunicación la noticia respecto al aumento del salario mínimo programado para el año de 2024, que al igual que en el año de 2023, se incrementará en un 20%, es decir, por decreto.

Se encontrará el salario mínimo arriba del porcentaje de la inflación, decisión sin considerar las condiciones del país, de la economía mediana, no la gran economía de las empresas transnacionales, sino de las empresas que no cuentan con tecnología, con inteligencia artificial, con infraestructura para hacer frente a estos aumentos, y que, dicho sea de paso, son las empresas que, sostienen el mayor número de personas laborando.

El aumento al salario mínimo no es otra cosa más que la directriz del nuevo tratado de libre comercio con América del Norte de 2020, que en México mágica y sorprendentemente no tiene detractores. Los políticos de derecha, no pueden criticarlo, porque es una tendencia a la globalización; los tratados de libre comercio, sin ponerse a pensar que, las empresas mexicanas no cuentan con la capacidad para poder hacer frente la competencia comercial con las empresas canadienses y norteamericanas, quizá esto se debe porque, los actuales políticos de derecha dejaron de ser empresarios desde la década de los noventa, en donde, tuvieron que cerrar sus empresas como efecto del tratado anterior, para dedicarse a maquilar a los extranjeros, y otros políticos más de derecha, se han dedicado a vivir del presupuesto como diputados, senadores, y demás “carguitos públicos”. Por ello es que, no dimensionan lo que está sucediendo en el país con ese nuevo tratado de libre comercio de 2020, por ende, están impedidos para defender a la industria mexicana.

Por su parte, los políticos de izquierda, dejaron de ser gente pensante, se olvidaron de los libros, de la academia, y se han convertido en miembros de una desafortunada borregada del titular de la administración pública federal al que no se le critica absolutamente nada, no obstante que, de inicio, firmar un tratado de libre comercio como el que entró en vigor en 2020, no tiene nada que ver con el pensamiento de izquierda, por ello es que, no pueden defender a la empresa mexicana.

Además, ese tratado de libre comercio, que inició su vigencia el 1 de julio de 2020, rompe con las políticas públicas de izquierda, pero como ni el titular, ni los políticos de pseudo izquierda comprendieron, ya que se debe a que están más preocupados en arrebatarse cargos públicos de lo que se ofrezca, y en el arte de la corrupción, pues están dejando ambos, políticos de izquierda y de derecha al ciudadano de a pie a la deriva, es decir, no hay quien los represente, ni al empresario, menos aún al empleado.

Es más, si el tratado de libre comercio de 2020, sostiene que se regula y propone una competencia económica “parejera”, entre la industria norteamericana y lo que queda de la mexicana, es evidente que, no hay posibilidad de comparación, ni de competencia alguna, es verdaderamente una ficción, el poder competir con esa industria extranjera.

Por ello, todos los incentivos y aumento de derechos de los trabajadores, no es otra cosa más que, las políticas públicas que se implementan para evitar que México sea competitivo en los precios de la mano de obra con Estados Unidos de América y Canadá. Para la izquierda, todo lo que representa aumento de derechos de los trabajadores, aumento de concesiones, permisos, es obvio que lo observan como qué corresponde a la bandera que representan y defienden. Pero, no se dan cuenta, por las razones ya señaladas, que esa vorágine de derechos laborales, lo único que hará es acabar con la industria y empresariado mexicano que mantiene a la planta productiva, al personal laborando, es decir, el problema ya no será la existencia de esos derechos, sino que el problema será a que trabajador se le aplicaran esos derechos, ante la salida masiva de empleos y que por ende, la mayoría de estos sean irregulares, ya para ello, estarán prestas las instituciones como, la secretaria del trabajo para multar, sancionar, reprender a las pocas empresas que se encuentren de pie en este país, aun con más ganas y resistencia que en realidad por lo que representa contar con una empresa. En resumen, está muy claro que, para el año de 2024, no hace ya mucha falta hacernos la pregunta de: ¿Quién defenderá a la industria mexicana?, es claro que, no habrá quien, pero el problema no será ese, sino: ¿Quién defenderá a los empleados?, a quienes, por implementar tantos derechos, se quedarán sin empleo. (Web: parmenas

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