Silvino Vergara Nava
“El mercado y la producción, el capital y
la tecnología conoce cada
vez menos fronteras nacionales
…
Una economía global ilimitada,
¿no constituye un avance respecto
a la economía nacionalmente limitada,
de forma análoga a como esta lo
fue en su día respecto
a la economía local o regional?”
Hans Küng
Se ha insistido mucho al respecto del valor del peso ante el dólar y desde luego, ante el euro, sin embargo, dentro de los análisis que se han formulado, se centran en México en simples razones políticas, que si es el merito del gobierno mexicano y sus planes gubernamentales, por ende, los que están a favor de este argumento, lo comparan con lo sucedido en otros gobiernos que fueron un fracaso sobre todo al final de cada sexenio, con devaluaciones impresionantes. Por su parte, los que están en contra de este gobierno federal sostienen que es algo que no tiene que ver con las políticas del gobierno, -si es que las hubiera- pues al parecer esta todo a la deriva, sobre todo en la parte económica y la prueba fehaciente es que nunca hubo ayuda alguna por el gobierno federal ante el COVID, por lo contrario, cada quien quedó a su suerte.
Otras de las razones del valor del peso para sostener el mote de “súper-peso”, es económica, pero no desde la economía local, sino desde el ámbito global. En principio, la guerra económica entre Estados Unidos de América y China, que ha ocasionado que la industria norteamericana de una vuelta y pretenda que los procesos de producción regresen a su propio territorio o por lo menos, en lugares más cercanos que la india y China, que durante algún tiempo han sido las grandes maquiladoras del mundo.
Por ello, se ha instalado parte de la producción que alguna vez estuvo en aquellos países asiáticos, ahora en México y los países cercanos a Estados Unidos de América, a lo que se le ha denominado como nearshoring y, por ende, ha provocado que el peso se encuentre en los precios en que ahora oscila.
Pero, lo que no se dice al respecto del valor del peso por el que se denomina súper-peso, es la razón jurídica que tarde o temprano revolucionara a nuestra nación, tal y como sucedió con el mundo después de la caída de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001, simplemente, el mundo jurídico se transformó, fue la justificación de la permanente vigilancia que se instaló en los sistemas jurídicos de las naciones del mundo occidental a los ciudadanos. Hoy, cada ciudadano es vigilado por sistemas tecnológicos, para que cuando se requiera tener a la mano esa información y hacer uso de ella se tenga a la brevedad posible, y que ha provocado el gran consumismo de todo el conocimiento de la tecnología de la información.
Así como esta modificación jurídica se sucedió en el mundo, lo mismo pasó en México con el primer tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos de América y Canadá a partir de 1994, pues la economía mexicana se modificó para convertirse en lo que enfatizó el pasado 29 de enero de 2020 el Presidente Donald Trump, en el sentido de que México, pasó a ser la maquila de aquellos países, en otras palabras, la economía mexicana se convirtió en un monopsonio, pues las empresas, fabricas, talleres, oficinas, etc. trabajaban y contaban –como sucede hasta el momento- con un solo cliente o muy pocos clientes para procesar productos y marcas extranjeras.
Atendiendo a esos ejemplos de esos cambios, la razón jurídica que se puede vislumbrar por la que el peso se encuentra con ese mote de “súper-peso”, es el nuevo tratado internacional de libre comercio; el documento jurídico, que ha sustituido al anterior tratado de libre comercio y que entró en vigor el 1º de julio de 2020, que se ha sostenido por el gobierno federal de Estados Unidos de América, desde aquel icónico discurso de su presidente en esa fecha 29 de enero de 2020, que este tratado internacional, sería verdaderamente un tratado de libre comercio y no de subcontratación. Por ello, se ha puesto en México por decreto, el aumento del salario mínimo con incrementos nunca antes vistos, o bien, la reforma de las outsourcing, la reforma de las vacaciones dignas, la reforma que extingue a las juntas de conciliación, las reformas sindicales, todo ello, para dejar atrás ese sistema de maquila, con la finalidad de que México no sea de interés para las empresas norteamericanas en mantener las maquilas, los procesos de producción y la mano de obran en México.
La propuesta actual, es que en un mediano plazo se nivelen los salarios de México con los países del norte, o por lo menos, que la zanja no sea tan amplia entre estos salarios, por ende, el complemento para todas estas medidas nacen de un documento jurídico, como lo es el nuevo tratado de libre comercio, para evitar que se cuente con el valor del peso tan inferior como lo ven los norteamericanos en relación con el dólar, que se convirtió por muchos años atractivo para instalar las plantas procesadoras de mercancías, la mano de obra para servicios de maquila, incluso hasta los denominados Call Center, que se aún se encuentran funcionando en nuestro país. Atendiendo al atractivo de los salarios bajos, mínimas prestaciones laborales (outsourcing) y el valor del dólar ante el peso.
La propuesta con este nuevo tratado de libre comercio es acabar con ello y esa es la razón por la cual el peso cuenta con ese valor, pues si el interés fuera otro, el valor más alto de nuestra moneda, convendría para la industria mexicana maquiladora que está atravesando una crisis aguda, o bien, para los familiares de tantos millones de migrantes que cada mes rompen record en envío de dinero. Si esos dólares tuvieran un valor más alto, desde luego que, beneficiaria tanto a la industria maquiladora mexicana, que es la gran parte de la industria mexicana, como a los millones de mexicanos que se benefician con las remesas. Por ello es que, la respuesta a la pregunta: ¿A quien beneficia el súper peso?, Es jurídica, México se esta transformando con este nuevo tratado, y no lo queremos ver, menos aun reconocer, para prueba: “El súper peso”. (Web: parmenasradio.org)