Algo anda mal

-Sobre la producción de políticos en México-

Silvino Vergara Nava

“El viejo capitalismo, en términos ideales, presuponía

un empresario que invertía su dinero (propio o prestado)

en una empresa organizada y dirigida por él mismo,

recaudando después sus ganancias… Hoy ya no se trata

del empresario que posee su propia empresa”.

Slavoj Žižek

En esta nueva era del capitalismo, que le llaman: Capitalismo de la decadencia, fase última del capitalismo, capitalismo salvaje, neocapitalismo, capitalismo financiero, capitalismo de la vigilancia, resulta que las cosas se han transformado radicalmente, y por ello es que, vale la pena asumirlo, y saber qué hay en el horizonte.

Si observamos en los últimos tiempos en los medios de comunicación, como son la televisión, la radio, los diarios que aún subsisten impresos, porque la mayoría ha desaparecido bajo esa versión tan rica en contenido, están repletos de anuncios, pero no comerciales, es decir, no están en la mayoría de los casos, anunciando un producto, una marca, un negocio, una tienda de propiedad privada, salvo las marcas transnacionales que si tienen la capacidad de pagar esos anuncios, fuera de ello, están anunciando a partidos políticos con eslóganes cortos, y sin ideal alguno, y desde luego, candidatos de cualquier cargo público, gente desconocida en la mayoría de las ocasiones que, insistiendo en su publicidad diaria de su imagen, acaban siendo conocidos, e incluso, hasta asumimos que son: “Buenas personas”.

¿Qué pasó con la industria y el comercio mexicano?, ¿qué hay de las marcas nacionales?, ¿dónde quedaron los prestadores de servicios anunciándose?, ¿por qué se anuncian los partidos políticos y los políticos y no las empresas mexicanas?, ese es el cambio de este capitalismo actual, que cabe aclarar que no es un fenómeno exclusivo de México, lo vemos con la cita al inicio de este ensayo, es un fenómeno mundial, las medianas y pequeñas empresas, que normalmente son propiedad de nacionales, de personas de carne y hueso, resulta que han desaparecido, no existen más, desde luego, siempre hay sus excepciones, pero estas, que aún subsisten, no cuentan con la capacidad de anunciarse y menos aún de competir con marcas, productos, servicios de multinacionales; es imposible.

Entonces, ¿qué sucede con aquellos mexicanos de a pie que ven en el horizonte la imposibilidad de contar con una empresa propia?, está claro el firmamento y la respuesta; se están volviendo políticos, en algunos casos, en otros se convierten en empleados –managers, les llaman- de las grandes empresas, pero que no son propietarios ni del lápiz con que escriben.

La mayoría de las personas que se inclinaron por la política, en donde uno de los principales beneficios es que, no hay responsabilidad alguna, pues el día que las cosas funcionan mal, que se muestran incompetentes para su trabajo, que dejan regada la oficina de conflictos, lo primero que hacen es dejarla aventada, renunciando y ¡Sin responsabilidad alguna!

¿Con qué responsabilidad cuenta un diputado o un senador o un regidor, por ejemplo?, si presenta iniciativas o no las presenta, si discute en las sesiones o no lo hace, es más si falta o no falta, el único que lo reprende es el partido político que lo puso, pero cuando ya hay enemistad con los líderes de ese partido, pues sencillamente, se cambia a otro, esto, antes no podía suceder, pero como ahora no hay ideales en los partidos políticos, o mejor dicho sus pocos ideales son los mismos, por ejemplo, todos hacen mención de proteger derechos humanos, sin decir más de la cuenta. Por ello es que, resulta sin responsabilidad alguna involucrarse en el campo de la política.

Pero, en el caso del empresario es lo contrario, si vive en el romanticismo del viejo capitalismo, pues resulta que al poner un negocio, el primero que llega no es el cliente, es la autoridad municipal, protección civil, los bomberos, inspectores, etc., después, si contrata personal, asume responsabilidades muy grandes como es pagar las nóminas puntualmente, por una cuestión más que nada moral y luego jurídica, pues estas personas creen en él, hay que invertir, invertir, invertir, y entonces, se mete a un tobogán en donde si se deja de invertir, si un día no considera necesario apostar por el futuro de la empresa, ese día no es que no haya crecido, sino que se está rezagando ante la competencia, ante sus clientes, etc., ¿tiene responsabilidades quien pone un simple negocio?

Por ello es que, en estos momentos que vivimos “algo anda mal”, México hoy, no genera empresarios y empresas, negocios, talleres, comercios, industrias, servicios, menos aún empleos, desafortunadamente generamos políticos, el problema más grave aún es que, estos no son: “Calidad de exportación”. (Web: parmenasradio.org)

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