Dr. Silvino Vergara Nava
“La presidenta Norma Piña siempre ha votado en
contra de la iniciativa que nosotros hemos defendido”.
…
“Apenas llegó la nueva presidenta y se desata una ola
de resoluciones a favor de presuntos delincuentes”.
Andrés Manuel López Obrador
En las últimas semanas, se han desatado una serie de manifestaciones y denotaciones desde la Presidencia de la República en contra de la Presidente actual de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por lo que, se instaló una serie de plantones permanentes afuera del Palacio de Justicia en la Ciudad de México, por su parte, se convocó a una marcha a favor de la Corte y de su presidenta, lo cual no es otra cosa que seguir el juego eterno de que para gobernar es necesario buscar un enemigo, para poder justificar las acciones gubernamentales ante la población, lo que no es una medida de izquierda o derecha, sino una simple técnica muy desgastada para gobernar.
Basta con recordar lo que sucedía con el presidente R. Reagan, de Estados Unidos de América, en la década de los ochenta del siglo pasado, que puso en alerta al ejército de su país, por “el alto riesgo” que se corría en esos tiempos con los gobiernos de Granada y Nicaragua, países del continente que la gran mayoría de los norteamericanos de aquella década, no tenían conocimiento de donde estaban situadas y que, a decir del presidente, pudieran entrar por Texas a invadir su país.
Una vez que se sucedieron esas marchas dominicales en favor de la Corte y su presidenta, resulta que se puso en los medios de comunicación el análisis respecto a cuantas personas acudieron, qué reclamaban o exigían, quienes fueron los oradores, etc., lo cierto es que, esas marchas, no son otra cosa que, seguir el juego de una estrategia para conformar un enemigo del sistema, pero en el caso en particular, es evidente que la presidencia de la corte no requiere de la defensa por medio de marchas, plantones, manifestaciones, etc., sino que, su propio trabajo es el que le permite defenderse, es decir, el que sus resoluciones sean lo más apegadas a derecho, olvidándose de propuestas políticas y posiciones particulares. Por ello es que, desde el derecho moderno que heredamos, exige que las sentencias se encuentren motivadas.
Y esa es la mejor defensa de la presidencia de la Corte y en general del Poder Judicial, que las sentencias se encuentren motivadas, y allí es en donde se puede legitimar su función, o bien, confirmar que se están haciendo las cosas mal en el Poder Judicial. Pero, eso lo debemos de evaluar la población, es decir, los ciudadanos de a pie. Somos nosotros los que debemos de apreciar que está sucediendo en el día a día con la administración de justicia, y pareciera que allí es en donde algo está pendiente por hacer, hay muchas tareas que no se han terminado por parte del Poder Judicial y otras más, ni se han iniciado.
En principio, resulta que se ve muy alejada la función del poder judicial con la población, los juzgados y tribunales son intocables, más aún sus funcionarios, hay un distanciamiento entre quienes administran justicia y la población, pareciera que vivimos en otro México, o que, en nuestro México, hay varios “Mexicos” y entonces, a cada quien le corresponde vivir en alguno de ellos.
Y es que dentro de las tareas pendientes son la simple motivación de las sentencias, que es lo mínimo que espera el justiciable de los tribunales. Lo que nos hace falta, es una mejor administración de justicia y esa se cumple con una mejor motivación, razonamiento, argumentación de las sentencias, pues lejos de los casos emblemáticos, que son los que enfrentan a la presidencia de la república con la Corte, está la gran cantidad de casos que se resuelven día a día y que esos son los que más afectan a corto plazo a la población, son los que resultan preocupantes, pues las decisiones de los tribunales y juzgados, algunas de las veces, están muy alejadas del derecho, pareciera que se tuvo que hacer ejercicios de gimnasia para estirar lo más posible un argumento, y esto es lo que afecta a la población diariamente, una serie de sentencias que están alejadas de la realidad. Pero, sobre todo de la realidad jurídica, y es allí en donde pareciera que lo manifestado desde el Palacio Nacional cuenta con razón, hay un “golpe de estado técnico”. Sin embargo, no es a la administración pública federal, porque si este se empeña a contravenir a la constitución, desde luego que, no se puede hablar de ello, sino de un golpe permanente a los justiciables, sentencias alejadas de la realidad, sentencias que justifican lo injustificable, argumentos que van más allá de lo absurdo. Por ello, para que la presidenta de la corte se defienda sola, basta con motivar sus sentencias. (Web: parmenasradio.org)