¿Qué hacen los Ayuntamientos con tantas infracciones?

-Sobre el nepotismo de los agentes de tránsito-

Silvino Vergara Nava

«El Estado que me impone sus leyes y que,

si las violó, me detiene, me lleva a los tribunales

 y me condena es “fuerza”, mientras que

el agresor que me pone un cuchillo en la

barriga, el asesino que me mata […] son

 “violencia”. ¿Fuerza y violencia

 son pues lo mismo?».

Giovanni Sartori

Debido que la federación ha cerrado la llave del presupuesto para los dispendios de los Ayuntamientos en nuestra nación mexicana, por muchas razones, como son: los problemas de recaudación federal, la inflación, el cierre de empresas, el desempleo, los estragos que dejó la pandemia y, sobre todo, al reparto de millones de pensiones “no tributarias”. Indudablemente, no existen más recursos para los ayuntamientos quienes, históricamente, sus gastos han resultado ineficaces. Sobre todo, que, en los municipios más grandes de la nación, se han absorbido, por la iniciativa privada, los servicios indispensables a la población, como es el caso del agua potable, el alumbrado y la recolección de basura. Por ello, es que, el único deber de los ayuntamientos es su función meramente policial, y si alcanza, entonces; pintar dos o tres calles, tapar baches de las calles minadas y complicar a los ciudadanos en la expedición de licencias, permisos y demás trámites burocráticos.

Considerando que, la función de los ayuntamientos se ha quedado en lo que algún día se denominó como: “el policía de barrió”, es que, no debería de contar con tanto personal y dispendio de recursos, sin embargo, la carga administrativa es tan alta que hoy, con los recursos que les proporciona la federación a los ayuntamientos no les alcanza, ni para la papelería necesaria para los trámites burocráticos.

Por ello, deben de buscar otras alternativas para recaudar, y la alternativa es evidente: llenar a los ciudadanos de infracciones. Y, que mejor que en el caso de los agentes de tránsito, que para eso si están prestos, un servicio que históricamente ha sido ineficaz. Si el interés es generar más problemas viales, entonces hay que llamar a un agente de tránsito, que comúnmente es personal ausente de capacitación y lleno de malicia para molestar a la población. Sin embargo, últimamente, por esa falta de recursos municipales, su única función es pasear por la ciudad, desde luego que no es para mejorar el flujo vehicular, sino buscando infractores, y cuando no los encuentra los inventa.

Decía en el siglo XIX Carlos Marx, que: “Si los delincuentes no existieran habría que inventarlos. Una fantasmagórica huelga general de delincuentes, veríamos que se derrumbaría todo el sistema: se volverían inútiles los bancos, las policías, las aduanas, las oficinas de impuestos, etc. Sin duda habría una verdadera catástrofe” Y eso, a pesar de que se sostuvo desde la izquierda más radical, sin embargo, se sigue por los Ayuntamientos particularmente, de derecha.

Desde luego que, la razón de aumentar las infracciones es para contar con más multas recaudadas, pero, sobre todo, porque esas multas tienen la naturaleza jurídica de “aprovechamientos”. Por lo cual, no se trata de contribuciones, y como no cuentan con la naturaleza de contribuciones, estos aprovechamientos no están destinados al gasto público, por lo cual, hay una pregunta latente de la población: ¿Qué hacen los ayuntamientos con los recursos que se perciben como multas al tratarse de aprovechamientos?

No hay respuesta, las infracciones se inventan y las sanciones se cobran, por lo cual caen en un arca que no se sabe su destino final. El problema inminentemente es jurídico, pero sobre todo democrático. Normalmente, los ayuntamientos que asumen esa postura de: “cada vehiculo una infracción”. Son aquellos en los que, cuentan con personas que ya fueron previamente titulares de esos ayuntamientos y, por ende, en una segunda ocasión gozan de esa medida de “inventar infractores”. Una muestra más que a este país históricamente le ha sido muy dañino la reelección en los cargos públicos, aunque no sea inmediata.

Así, con esa manía de insistir en los cargos públicos, se perdió la mitad del territorio nacional, se fraguó la guerra de Reforma, se inició la revolución mexicana, y no obstante esos lamentables hechos, se insiste en este sistema mexicano en permitir que personas que ya fungieron en un cago publico lo vuelvan a ostentar. Desafortunadamente, lo único que provoca es dejarnos muy lejos de lo que debería de ser el Estado Constitucional Democrático de Derecho, para mantener en su lugar un “estado disfuncional”, en donde, afortunadamente aun hay instituciones que funcionan, pero que, la mayoría de las instituciones son totalmente inoperantes, e ineficaces. La pregunta tiene respuesta: ¿Qué hacen los ayuntamientos con tantas infracciones? Corrupción. (Web: parmenasradio.org)

Compartir

Facebook
WhatsApp
Twitter
LinkedIn
Email