El buque mexicano de la Inversión cero

Silvino Vergara Nava

“El buque mexicano del accidente mortal

aceleró antes de chocar contra el puente

de Brooklyn”.

Al iniciarse una investigación federal,

las autoridades dijeron que el

Cuauhtémoc se fue de reversa

contra el puente, y mató a dos personas,

menos de cinco minutos después

 de abandonar un embarcadero

 de Manhattan.

The New York Times

19 reformas constitucionales en 7 meses, la reforma al Poder Judicial, la elección de ministros, magistrados y jueces por sorteo, después por elección popular, y la toma de posesión de estos nuevos juzgadores a partir de septiembre de 2025, la reforma constitucional de la Ciudad de México sobre la propiedad privada, las modificaciones legislativas sobre el informe de los propietarios de inmuebles sobre su uso y las restricciones a la renta por hospedaje en la misma ciudad de México, la desaparición de los diversos órganos autónomos, el aumento desmedido de las pensiones, las reformas y proyectos de reformas laborales como: la ley silla, la ley vaso de agua, el aumento de días de vacaciones, el aumento del salario mínimo, la reducción de horas de trabajo semanal, el aumento del aguinaldo, la reforma para que INFONAVIT se dedique a construir para renta y vivienda casas-habitación, además, la inseguridad pública, el robo en carreteras, la toma de autopistas, aeropuertos, avenidas por los maestros, manifestantes, pueblos de origen y cualquier curioso que desea salir en los medios de comunicación, y como corolario la galopante corrupción, que efectivamente, ya no crece: ¡se agiganta!, de todo ello, el resultado obvio es que nuestro buque mexicano sea: inversión cero.

Para que la economía de una nación este a flote y crezca, debe de contar con inversión que proviene de tres sectores; la inversión del propio Estado, sobre todo para infraestructura y mantenimiento, por su parte, la inversión privada nacional para el crecimiento de las empresas, de los negocios, de la expansión del mercado para la exportación y, finalmente, la inversión extranjera, que a su vez se divide en dos, la inversión extranjera ya radicada en territorio nacional, y la inversión nueva, con toda esa inversión los países van fortaleciéndose.

La inversión del Estado es casi nula, el ejemplo es el estado de las carreteras, sobre todo de las que no son de cuota, las deterioradas calles de las ciudades, la falta de personal en las oficinas de gobierno federal para la atención al público, la falta de servicios públicos elementales, todo esto se debe a que no hay inversión del propio Estado, que no es otra cosa más que la consecuencia de la extensión sin piedad de las pensiones, y de la contratación de exceso de personal, particularmente en los gobiernos estatales y municipales, en donde no hay control, ni política publica al respecto, por lo que depende de decisiones particulares de sus gobernantes, favores electorales y la improvisación, en resumen, no hay dinero que alcance para la inversión estatal.

Por su parte, la inversión privada nacional, la percepción del día a día, es evidente que no existe interés en ello, al contrario, pareciera que lo que sucede es que, hay una fuga de inversión privada nacional, es decir, de los propios nacionales pretendiendo invertir en el extranjero y no en la nación, la razón es sencilla, la falta de credibilidad a las instituciones y la inseguridad jurídica, el resultado es contundente: inversión cero.

Pero eso no es todo, también se cuenta con la inversión extranjera en estatus cero: nadie invierte, ni la inversión extranjera ya establecida, como es el caso de la industria automotriz, con la incertidumbre de las decisiones del presidente Trump, pero tampoco crece la inversión nueva, es decir que México sea atractivo para nuevos inversionistas extranjeros, ya que con el ambiente que hoy rodea a la nación, no hay inversión alguna.

Con este panorama, es evidente que, en México, este buque mexicano su inversión sea cero, y las consecuencias allí están palpándose minuto a minuto, no hay más, no crecemos, por el contrario, estamos entrando a la denominada: “estanflación”, es decir, la economía estancada y con inflación, esto es, el aumento del valor de los productos y, si los productos de primera necesidad aumentan, entonces, no hay pensión de las que otorga el Estado que alcance.

Incluso, la imagen que se está dando de México al mundo es catastrófica, por eso no voltean las inversiones extranjeras a venir a México, ni por curiosidad, lo peor de todo es que la inversión extranjera radicada en México esté haciendo sus malteas, y los propios nacionales invierten en el extranjero, pero, desde la parte gubernamental, sin recursos, inventando de donde recaudar a la mediana y pequeña empresa, son políticas e invitaciones para que se viva en la economía informal.

Además, los gobiernos municipales y estatales repletos de personal gubernamental y, considerando estos que se resuelve la inseguridad pública con más policías, se ha forjado una nomina excesivamente abundante, trabajos dobles o triples, pero sobre todo personal sumamente improvisado que se la vive justificando permanentemente sus errores y la consecuencia es: inversión cero.

No hay mas que la peor imagen del México actual, aquella del buque mexicano en Nueva York, del que las noticias de esa ciudad norteamericana anunciaron: “Las autoridades dijeron que el Cuauhtémoc se fue de reversa contra el puente.” (Web: parmenasradio.org)

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